Si bien este es un texto de metaperiodismo, o sea se reflexiona sobre el oficio periodístico, para mí lo más interesante es el acápite denominado “Sobre el Perú”. Cada uno de los entrevistados funge de sociólogo o quizás hasta de filósofo y piensa sobre nuestra peruanidad. Esa reflexión de Vargas Llosa sobre nuestra incapacidad para no concluir lo que empezamos es genial:
“En ninguna ciudad como Lima hay tantas construcciones empezadas y luego abandonadas. Para mí eso es un poco el reflejo de la sensibilidad nacional. Después del esfuerzo inicial surge la inhibición, que es una falta de convicción que paraliza. Entonces, el Perú está lleno de peruanos que iban a ser escritores y no fueron. Peruanos que iban a ser pintores y no fueron. Peruanos que iban a ser músicos y no fueron. Peruanos que iban a ser extraordinarios abogados y no fueron. Porque en el camino se inhibieron, perdieron el impulso, perdieron el entusiasmo”, responde el escritor.
El formato plantilla de las preguntas le quita sabor a las entrevistas, aunque para no aburrirnos el autor lo matiza con descripciones del ambiente donde se desarrolla el diálogo, la historia del personaje, la mascota que irrumpe en la entrevista, etc. En defensa de Pedro Salinas debo decir que este formato de hacer las mismas preguntas a todos los entrevistados es una suerte de test de Proust que nos permite saber qué piensan estos sobre los mismos temas. Sin que se escape ninguno.
Definitivamente, este libro interesa más a periodistas o a quienes quieren serlo, pero no deja de ser importante conocer los puntos de vista de estos personajes que son medianamente conocidos. Además, algunos con más experiencia que otros en el oficio, como Enrique Zileri, siempre tienen algo qué contar. Y en las respuestas también se evidencia la agudeza mental de estos personajes.
Ah, si hacemos el balance de los dos libros, en mi ranking en el primer lugar está la de César Hildebrandt y le sigue de cerca la de Vargas Llosa.
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